Q.P.D..........................

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de Raul Ludueña

Están reunidos en pequeños grupos, apenas susurran comentarios que no son audibles, salvo para ese selecto conjunto de hombres que, apartados del resto, cambian opiniones en voz muy baja.
Visten negras libreas, impecables uniformes de lacayos que lucen con orgullo. En alguna época algunos tenían el pelo largo y barba desprolija, eran combativos estudiantes universitarios, hoy es imposible imaginarlos intentando ser libres.
Son varios los clanes y cada uno calcula un movimiento antes del entierro definitivo. De eso estamos hablando, de un velorio muy particular. No hay llantos, ni flores, tampoco deudos o una viuda en discretos sollozos.
El ataúd guarda los restos que otrora eran el orgullo de estos hombres y que hoy ni siquiera recuerdan, mucho menos extrañan. Ya no los necesitan, el amo que los ordena decretó el entierro y ellos acatan fielmente el deseo de ese otro hombre poderoso que los conduce desde las sombras. Es el que les da vida o los destierra al olvido, temen ese poder que los puede devolver al mundo de los espectros , los puede convertir en pasado.
La carroza que espera en la puerta para conducir los restos mortuorios es de un impecable color negro lustroso, seis caballos briosos, también negros, llevaran el féretro hasta su última morada; el cementerio de las ideas, las convicciones y las dignidades. El carruaje esta acorde con la importancia de la perdida, aunque ellos no valoren la magnitud de lo que olvidaron.
El grupo mas destacados es el de Ricardo Alfonsín, las conversaciones se dan con De Narváez y Macri. Quiere que uno lo secunde en capital y el otro en Provincia. Uno tiene nacionalidad colombiana, el otro no tiene escrúpulos, los tres depositaron prolijamente sus convicciones en ese cajón a punto de ser enterrado.
Otro de los que entregó mansamente sus ideas, otrora peronistas, es Eduardo Duhalde. Es el más servil de todos, quiere ser el elegido, pero carece de credibilidad y el amo ya descubrió que puede prescindir de sus servicios. Pese a ello no escatima esfuerzos y quiere reunirse con todos para intentar sacar alguna ventaja que no lo deje de a pie, presiente su despedida sin lágrimas ni recuerdos sobre su persona y esto lo desespera. Ni como lacayo lo quieren.
Otros grupos pugnan por ser tenidos en cuenta y elucubran posibles alianzas para no ser enterrados junto a sus ideales , Serían muertos vivos y ya pasaron por esa triste experiencia, sobre todo los radicales. Perciben el final y no es precisamente feliz.
El ataúd está colmado, las ideas se amontonan en su interior, las convicciones fueron depositadas al descuido , son material en desuso para estos hombrecitos en camino al cementerio.
No saben que quienes abandonan las banderas de lucha que alguna vez defendieron ya perdieron la batalla y ganaron el desprecio del pueblo.
El cortejo inició su marcha, lentamente, millones de argentinos se asoman para ver el patético desfile de los sirvientes que acompañan sus ideales para ser inhumados junto a su dignidad.
De este lado, donde se encuentra el pueblo, se da un proceso inverso y lleno de alegría. Somos millones los que luchamos por mantener vivos nuestros principios, por un futuro que sea mas inclusivo, con mas justicia social, con mas dignidad para los trabajadores, marchamos a paso de triunfadores y siempre vamos por mas. Hasta la victoria..…Siempre.