jueves, 12 de enero de 2012

EL GORDO LEIVA (cuento)................

EL GORDO LEIVA……………..
de Raul A. Ludueña

El tipo es obeso, se lo nota transpirado y con cierta agitación, tiene un carpeta justo bajo la axila. Habla rápido y gesticula todo el tiempo con una mano, en la otra tiene un pañuelo que de manera casi mecánica se lo pasa por la frente sudada a cada momento. Un mechón de pelo le cae sobre la frente transpirada y le da un aire infantil y desprolijo.
-Mire, le dice con convicción al artesano, la cosa es mas simple de lo que ustedes se imaginan. Si un “trapito” jode, lo metemos en cana.
-Si se satura un servicio hospitalario lo cerramos y que los negros se atiendan en su provincia, ¿me sigue?.
El artesano lo mira y parece no entender adonde quiere llegar el gordo, pero sigue el monólogo con aire desinteresado mientas hace un rulo con un alambre. Como al pasar le mira la corbata, le llama la atención el colorido y la forma extraña que tiene; está casi retorcida y cae sobre el abdomen del gordo que tiene enfrente con el primer botón de la camisa desabrochado.
El artesano, sólo de a ratos levanta la vista, siempre después de un rulo nuevo que teje con la habilidad de una araña.
-Esto se tiene que terminar, remarca el gordo con cara seria, acá se hace cualquiera y nosotros no lo vamos a permitir. A los manteros los vamos a mandar a mataderos, si les gusta bien sino se cagan. ¿Me sigue? Y a ustedes vamos a ver, pero por estos lados seguro que no.
El artesano sigue la conversación sentado en el piso y asienta con la cabeza sin mirarlo, está terminando otro rulo y al parecer le requiere cierta concentración. Puede que el gordo lo esté aburriendo.
-Escuche bien lo que le voy a decir. Usted me cae bien, tal vez pueda hablar con alguien de “arriba”. A mi me llaman el gordo, pero yo me llamo Leiva. ¿Se va a acordar?
De nuevo asienta con la cabeza y apreta con fuerza la pinza sobre el alambre.
-Yo laburo acá enfrente, dice el gordo, levantando el mentón y las cejas y apuntando hacia la legislatura. ¿La tiene no?
El artesano ya casi no lo escucha pero vuelve a asentir con la cabeza, automáticamente.
-Ustedes lo complican todo, vuelve a repetir, pero esto es más sencillo de lo que parece. Ahora cerramos el microcentro, basta de autos, si ustedes siguen jodiendo cerramos la calle Florida y listo, asunto terminado. ¿Le queda claro?
El artesano termina el rulo y empieza a enhebrar unas perlitas en los alambres, ya no lo escucha. El gordo empieza a caminar y está a punto de iniciar la conversación con otro mantero.
De repente se frena, parece paralizado, como si algo le hubiese quedado por decir.
Mira al artesano que sigue concentrado en los alambres y las perlitas, y levantando la voz le dice:
-Me llamo Leiva pero me dicen el gordo. ¿Se va a acordar, no?
La térmica marca casi cuarenta grados…


Cualquier similitud con la coincidencia es pura realidad............

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