viernes, 2 de marzo de 2012

"DUMMIES"..........

"DUMMIES".........

No hay entradas agotadas. No se baja la obra. Como en los viejos tiempos, cuando el cine era continuado, el triste espectáculo también es continuado. Termina una función y comienza la otra, y luego la otra, y luego otra vez la primera.
En este caso no se trata de cine; se trata de un viejo arte llamado ventriloquia que consiste en hablar con el estómago, teniendo a un tal Edgar Bergen como uno de sus máximos exponentes.
Este introito viene a cuento por la multiplicación exponencial de los “Dummies”, tal es el nombre de los muñecos utilizados por el ventrílocuo.
Hoy hablan sobre la tragedia de Once o el discurso ante los legisladores o la Gripe “A”. “Se igual”, diría Minguito. Lo que se le ocurra en el momento al titiritero es válido para que el artista, que mueve la boca de estas mínimas imitaciones humanas echas en madera, lance sus envenenados dardos contra el gobierno a través de sus marionetas; mágicamente las que utiliza son humanas. El resultado es superior ya que son más maleables y repiten sin esfuerzo lo que se les ordena.
Tenemos el orgullo de haber inventado el dulce de leche y el colectivo. Tenemos a Gardel y a Maradona. Messi es el mejor jugador del mundo y Favaloro inventó el bypass. ¡Como no tener al ventrílocuo mas grande del mundo! ¡Como privarnos de los “Dummies” mas obedientes del planeta!
Como era de esperar, al oler sangre, salieron a mover su boca al mismo tiempo, sin cambiar una coma del discurso apocalíptico. Presurosos desempolvaron viejas glorias en desuso, como Lilita Carrió, que hasta cuando llueve sale a pedir la renuncia de De Vido.
No faltan a la función el elenco del fracasado grupo “A”, siempre listos a replicar las palabras del titiritero que embeleza a sus amanuenses desde las sombras.
Cuanto mayor es la desgracia mejor, el dolor ajeno los excita y salen en bandadas a tratar de mordisquear algún desecho que les de un poco de protagonismo. Igual que los carroñeros revuelven entre despojos y miserias sin pudor. Las tragedias siempre son un buen negocio para los políticos sin moral y la prensa amarilla. Ya lo vivimos con Cromañon; Aníbal Ibarra puede dar fe.
Hoy hablan de crisis, de improvisación, de asombro y perplejidad. No se olvidan del “sufrimiento de los usuarios” y no hay ahorro en pedidos de renuncias. Nadie se preocupó por los sufridos usuarios del tren cuando el negociado era regalarlos. Ramal que para, ramal que cierra, los usuarios, bien gracias. Todavía resuenan los aplausos de los que hoy fingen condolencias cuando los ferrocarriles se remataron a cualquier postor.
Lo fantástico de estos relatos, puestos en boca de fantoches bien pagos, es que ahora critican la falta de "estado”, siendo que en medio de la fiesta del neolibertinaje exigían la desaparición del mismo.
El que maneja los “piolines” está desenterrando los cadáveres políticos. La que pasó a la "resistencia" no resistió el silencio y su bocota es de las mas aptas para lanzar borbotones de disparates, no tiene freno, su compulsión por las cámaras de TV hacen que el canje le salga barato al mandamás. ”Si destilas veneno, recibís promoción”, esa es la consigna. Otros son más mesurados, pero replican de igual modo las voces del ventrílocuo.
Así, por causa de cualquier causa, vemos lo peor de la política argentina: la oposición disfrazada de prensa libre o la prensa canalla y sus muñecos convertidos en oposición.
Lo mismo da, todos son "Dummies" al servicio del que habla por ellos y la función es continuada.

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