De la euforia al ridículo. De la mentira corta, casi infantil, al papelón. La victoria aplastante de Chávez sobre un rejunte de minúsculos partidos al servicio de los grandes intereses, contrarios a las necesidades populares, los dejó al desnudo, a los opositores de allá y a los de acá. No alcanzaron los “boca de urna” de Patricia Bullrich, Pinedo, Amadeo y otros, vomitando triunfalismo. La única verdad es la realidad.
Quedaron al desnudo la falta de ideas y propuestas de la derecha; Caprile falsificó el discurso chavista pero las mayorías le creyeron a quien ejecutó las medidas en favor de los ninguneados de la historia y no a quien quiso subirse al carro de ideas de quien le dio dignidad a las masas populares . Los disfraces se ven grotescos; no sería de extrañar que Macri imite a Caprile y se haga el progresista; hacer el ridículo es su especialidad.
Otro logro chavista fue desnudar la ausencia de oposición racional; al igual que aquí se amucharon partidos que aportaron el 0,5% del electorado, todos hicieron cola para mordisquear un voto detrás de la “nueva política”. Lo nuevo de la tilinguearía sería vencer al autoritario populista y reemplazarlo por los grupos concentrados de poder para rifar el petróleo y entregarse al capital financiero, como lo hicieron sus abuelos.
Desnudó a nuestro pobre rejunte opositor; fueron a Venezuela con alforjas cargadas de optimismo y como de costumbre mintieron ante las cámaras de los medios opositores augurando el triunfo del perdedor. Fue patético ver a Patricia Bullrich anunciar que ganaba de Caprile por cinco puntos. No se quedó atrás Eduardo Amadeo, algunos tuvieron pudor, muy poco, y callaron. La medalla de plomo se la ganó Lanata; entre cerca de docemil periodistas del mundo entero se victimizo aduciendo un siniestro complot en su contra, una risa o una vergûenza, como su programa. Se siente perseguido por oscuras fuerzas perversas.
Desnudó las miserias del monopolio opositor tratando de emparentar a Venezuela con Argentina, a Chávez con Cristina. Todo les salió mal y se ahogaron en su tinta. Ganó Chávez ganó Cristina, ganó América toda.
Desnudó la falta de convicciones ideológicas del cardumen opositor de allí y de acá; la propuesta era derrotar a Chávez y a Cristina por carácter transitivo. La foto los retrató pegoteados; mostró a Aguad y Amadeo sonriendo con Pinedo y la Bullrich, mas allá la Michetti. Faltaban la Biblia y el Calefón.
Quedó al desnudo que nuestra banda bullanguera de políticos fracasados no sabe donde están parados, dicen haber echo un aprendizaje; armar una pandilla sin convicciones ni propuestas para manotear el poder, después se verá, lo importante es desaparecer los avances sociales, económicos, en salud, en viviendas.
Tienen la orden de bloquear la Ley de Medios para honrar a su jefe; el dueño del monopolio. Está en juego una millonada y cada uno espera su parte, lo otro viene por añadidura.
Mientras estas miserias quedan al desnudo y sus protagonistas juntan odio, los pueblos de Venezuela y Argentina se visten de fiesta.
Raul Ludueña . Pte. Agrupación de Comunicadores Populares
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