Hubo un país dividido, sembrado de diferencias. Los partidos políticos defendían con la vida de los militantes sus convicciones por un futuro mejor.
Los radicales peleaban con los conservadores hasta por el color de la casa de gobierno. Existían los peronistas y su eterna lucha por los derechos sociales, había liberales, socialistas, anarquistas, marxistas y fascistas. Aportaban caos a esas luchas entre hermanos los sectores del agro, la curia, los militares: eran tiempos de todos contra todos.
Desde la Organización Nacional los grupos más reaccionarios y entreguistas pidieron la unidad de la patria, saben que unidos bajo una bandera liberal las acreencias se multiplican más rápido y nadie opone resistencia, ya que nadie se rebela contra sí mismo. La unión hace la renta.
Esos tiempos quedaron atrás; hoy tenemos un pueblo sin diferencias vacuas, desaparecieron las grietas, la desunión entre hermanos, las luchas intestinas por diferencias ideológicas. El periodismo ayuda a la unidad y llama a los políticos “balde de bosta” , estos se avergüenzan y piden disculpas.
Asistimos a un nuevo tiempo, o tiempo nuevo, como gustaba decir a Bernardo Neudstadt y su fiel ayudante Mariano Grondona. Gracias al gobierno de Néstor y Cristina vemos al socialismo alabar la mano invisible del “mercado”. La otrora “piba” montonera hoy se abraza a Federico Pinedo; ambos de apellidos ilustres, juntos en apoyo a Capriles en Venezuela.
Vemos con emoción al dirigente camionero, Hugo Moyano, posar sin prejuicios junto al liberal de derecha Mauricio Macri. Lo vemos marchado con el dirigente sindical del Partido Obrero, codo a codo, verso a verso, mientras las fuerzas de choque trotkistas cortan los puentes. Es un placer escucharlo en TN decir que Macri es el único que defiende a los trabajadores. ¡Qué hermoso país! Si hasta el “pollo” Sobrero es rubio y el “Momo” Venegas almuerza en la Sociedad Rural.
Es un orgullo nacional observar a los trotkistas apoyar a las patronales del campo en su lucha por mayores ganancias y devaluaciones salvajes; se terminaros esos tiempos que deliraban sobre la reforma agraria, o ese absurdo que decía que “la tierra es del que la trabaja”.
Hoy los radicales llevan de candidato a presidente a un peronista o un peronista va de candidato a gobernador de los radicales.
Carrió, que hasta ayer proclamaba que Macri era el límite por pertenecer a una raza que hizo pingües negocios con el estado, hoy lo apoya sin fisuras; descubrió los beneficios de una nación unida; “jamás será vencida” es su slogan. Hasta dejó la medicación.
Así vemos a radicales unidos con peronistas que disienten del peronismo; socialistas que apoyan el libre mercado unidos a cineastas de la tendencia revolucionaria; liberales junto a ex montoneros que rebajaron las jubilaciones para pagar la deuda externa; tipos de derecha que fueron funcionarios del gobierno junto a ex cara pintadas.
Por eso me resulta raro que aquellos que hoy están tan unidos, abandonando ideologías y convicciones, arriando banderas de luchas y demás intrascendencias de pibes k, hablen de divisiones entre argentinos.
Unen, Unen, todos unidos. Los Kirchner lograron unir a la oposición bajo una sola bandera: La lucha por la derogación de los derechos adquiridos.
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