¿ES POSIBLE LA UNIDAD?
Yuyo Ludueña
Gustavo Menendez se reunió con Massa en pos de la “unidad”. También se reunió con Rogelio
Frigerio y Massot en la casa de Gobierno en pos de vaya a saber qué.
Por estos
días, algunos dirigentes justicialistas agitan las bases populares confundidas,
con un mensaje de unidad. Tienen la idea
de recuperar, en 2019, los nichos de
poder perdidos por el personalismo y la soberbia de ellos mismos.
Por supuesto
que no hablan de proyectos políticos, eso no cuenta. Están aterrados
ante la posibilidad de que Macri siga sumando y repita otro período
presidencial que los condene a la desaparición, algo muy probable viendo la performance exhibida en 2017.
Cada uno
hizo la “suya” dando por muerto al kirchnerismo. Soñaban una aclamación popular
que implorara ser representada por ellos. La realidad de las urnas los cacheteo
y hoy aceptan propinas. La única condición es no sufrir la humillación de que
se las de Cristina. Ahí se complica la cosa, “Ella” tiene los votos y el
reconocimiento del 35% del electorado.
Massa ya
dijo que no se va a sumar al PJ, puede aportar desde “afuera” siempre que “Ella”
no sea candidata, podría aceptar la gobernación pero le guarda fidelidad a Vidal vaya a saber porque. El asunto viene confuso.
Randazzo hace gala de su silencio, sabe que cada vez
que habla “pianta” más votos, alguien lo llamo a la realidad.
Más allá de
los dolores de parto que les causa a una parte del justicialismo, el
kirchnerismo mantiene un buen caudal de votos y una conducción firme en la
postura opositora. Los que lo dieron por muerto deben enterarse que goza de
buena salud y deberán tenerlo en cuenta en cualquier negociación.
Sin el
justicialismo no alcanza. Sin el peronismo tampoco. Si el kirchnerismo no es el
peronismo el “justicialismo” menos, el 5% sacado las últimas elecciones lo
demuestran.
Tal vez
llego la hora de parar la música, sacarnos la careta y hablar de proyecto de país.
Recién ahí veremos
de qué lado de la cancha se para cada uno. Mientras tanto sigamos viendo en los
soberbios su eterna lucha de creerse más de lo que son mientras son menos de lo
que debieran. Las urnas ya demostraron quien es quien en la consideración
popular.
Macri es para
otra historia.
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