jueves, 23 de junio de 2016

CON LA BRONCA NO ALCANZA.

CON LA BRONCA NO ALCANZA.
Raul Ludueña
Cayeron los salarios en el poder de compra, cierran las pequeñas empresas que no pueden pagar los aumentos de los servicios y ven caer en picada sus ventas. Cierran negocios a niveles inéditos, hubieron despidos, represión, tarifazos. La inflación supera el 50%, la sociedad mediático-judicial actúa en tándem y comenzaron una cacería sobre todo aquello que huela a peronismo, del verdadero, claro.
Las mayorías populares ven aumentar la miseria a niveles del 2001, la clase media resiste mientras le dure los ahorros acumulados durante el kirchnerismo. Cristina está asediada lo mismo que todos los funcionarios de su gobierno por una banda de jueces corruptos.
Hay un caos generalizado mientras los medios hablan de la corrupción real y de la inventada para tapar los Papers y el accionar buitre del presidente del Banco Nación.
De manera sorprendente Bossio escapa de la mancha venenosa, Pichetto negocia con Randazzo un espacio sin Cristina, el movimiento Evita sufre un ataque de honestidad y toma distancia. La estanteria se nos cae encima y las mayorías tratan de acostumbrarse a vivir pobremente, porque esta convencida que nació pobre y morirá pobre. La década pasada fue una mentira, nadie con un sueldo medio puede tener un teléfono, viajar o tener un autito. Gol de Duran Barba.
Ante este panorama, que al parecer vino para quedarse, me pregunto donde quedaron los que cantaban que si la tocaban a Cristina se armaba un kilombo bárbaro. ¡La tocaron a Cristina che!. Pero también nos tocaron a los viejos, a los pibes, a los trabajadores, a los futuros jubilados, a todos.
Inventan leyes para comprar voluntades frente a los jueces y sale la ley del arrepentido. Los empoderados protestamos, por lo bajo, muy bajo.
En 6 meses nos endeudaron en 35 mil millones de dólares y negociaron la deuda los mismos que tenían bonos de la usura. Todos del mismo lado del mostrador. Los pibes para la liberación cantan ausente.
Asistimos a una fiesta ajena en nuestra casa y mansamente vemos como nos rompen todo. Los sindicatos, la militancia y la gente de a pie tragamos saliva amarga, mirando la revolución de la alegría, pero sin chistar.
Supongo que habrá llegado el momento de hacer algo, intentar juntarnos, protestar en grupos, cortar semáforos o tirarnos al piso. No se, tal vez esperemos el milagro de Cristina ya que la militancia no dice ni mu y las organizaciones de base negocian algunos plancitos o un vaso de leche vencida para alguna escuela rural. Asi de pobre es todo.
Sigamos mirando de afuera como si otros fueran responsables de solucionar nuestra desgracia, lamentablemente la experiencia del mundo y las palabras de San Martín me indican que “somos artífices de nuestro destino”. Los dirigentes no marchan al frente, pero tampoco marchamos con la cabeza de los dirigentes.
En fin, es apenas una reflexión sin emportancia cargada de impotencia y decepción al ver una juventud dormida ante el saqueo y una dirigencia vendida al mejor postor.
Esto no va a cambiar y Papá Noel no participa en política. Nadie nos regalara una patria justa , libre y soberana.

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