Podemos inferir,
de acuerdo a la realidad, que el Plan A de Macri es una combinación de ajuste
de la economía, con baja de salarios en dólares, baja de jubilaciones, despidos
masivos en la Administración Publica, baja del déficit Fiscal a cualquier
precio, libre flotación del dólar, apertura indiscriminada de importaciones, libre circulación y fuga de capitales “golondrina” y baja de impuestos a los
grandes exportadores de Granos.
Es obvio, de
acuerdo a la realidad, que esto trajo aparejado una extraordinaria
transferencia de recursos de los sectores más pobres a los más ricos,
beneficiando al capital concentrado y a los especuladores.
Ni remedios
para la clase pasiva, ni computadoras para los estudiantes, ni futbol para los
pobres, ni vacunas, ni Ministerios de Salud, Trabajo, ni nada. Nada de nada. Solo descenso vertiginoso
de la calidad de vidas, gente humilde que tiene que comer en merenderos y una
clase media que ya ni el auto puede usar.
Apelan al
Plan B que repite las misma receta pero con más endeudamiento, mientras tramitan el plan C con el FMI, que es igual al A y al B pero con mucho mucho,
mucho más endeudamiento.
Ante la
realidad asfixiante de grandes franjas sociales, más el derrumbe de empresas,
cierre de locales comerciales, aniquilación del poder de compra, no le queda más
remedio que aplicar el D: solicitar al FMI un perdón de la usura
internacional y tratar de obtener más recursos para aplicar este nuevo plan que
consiste en recurrir a la receta del Plan A+B+C=D. Una Alquimia magistral y
novedosa.
Mientras
tanto, espera del segundo semestre y sus brotes verdes. Ruega que por fin
lluevan las inversiones y que por arte de magia el salario iguale a la inflación,
como pidió Maria Eugenia. El caos planificado
resulta trágico por la miseria que
provoca en los sectores más carenciados. Los que vinieron con la promesa de una
nueva argentina nos retrotraen a la argentina de principios del siglo XX, donde
comer diariamente era un lujo para pocos.
De pobreza
cero ni hablar, ya nadie lo recuerda.
Raul Ludueña
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