lunes, 28 de diciembre de 2015

Festejos son festejos.

El domingo hubo festejos en la cárcel. Atento al resultado electoral, Martín Lanatta, uno de los condenados a perpetua por el triple asesinato de General Rodríguez, se sobresaltó frente al televisor del penal de General Alvear. Y, allí, mientras la pantalla mostraba a los incrédulos que María Eugenia Vidal le llevaba cinco puntos de ventaja en la provincia de Buenos Aires a Aníbal Fernández, sobrevino lo insólito: un guardiacárcel abrió la celda y se abrazó con el prisionero."
"Era cerca de la medianoche. La noticia sacudía a todo el país, pero mucho más a esos muros ya conmocionados desde que, en una entrevista con el programa de Jorge Lanata, el condenado vinculó en la causa al jefe de Gabinete. Entonces, con el resultado puesto, hubo euforia en ambos lados de la reja: los prisioneros creían liberarse de un futuro áspero con Fernández como líder del servicio penitenciario; los guardiacárceles, de posibles despidos por tantas filtraciones y filmaciones. No podrá encontrarse un boca de urna más sencillo: todo el penal votó contra el jefe de Gabinete."
LA NACIONOpiniónElecciones 2015

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